Éste es mi punto de vista sobre este desagradable suceso:
ASESINATO DE MARÍA ESTHER EN ARRIATE (MÁLAGA).
El último caso conocido de asesinato de la chica de 13 años del municipio de Málaga es conmovedor, por su escalofriante final, pero interesante y lleno de detalles muy minuciosos, lejos de la realidad, por supuesto.
Cuando conocí la noticia, en seguida me planteé dudas. Supongo que los tres primeros pasos que se dan en un crimen son: 1) ¿dónde está la víctima?; ¿pero es el mismo lugar donde acontecieron los hechos? ¿O fue abandonado el cadáver allí, después de haberle agredido y, en consecuencia, causarle la muerte?; 2) ¿Cómo se llevó a cabo?, y 3) ¿Qué se hizo con la víctima?. De momento, el Juez ha decretado el secreto del sumario y es muy probable que no se conozcan noticias hasta que haya detenciones.
Por los datos conocidos, según las noticias, hay bastantes pistas de los agresores, huellas, pisadas y restos de piel entre las uñas de la niña (quizás la prueba mas fiable de ADN).
Por eso, quiero centrarme en otros detalles del caso, como en el sujeto activo, agresor/s y asesino/s. Es un aspecto que la mayoría de las veces no se tiene en cuenta o a nadie le interesa. Lo que importa siempre –“quién ha sido y cuánto le ha caído”, pero, realmente, se desconoce por completo, la identidad del sujeto, carácter, circunstancias, personalidad, problemas sociales, traumas arrastrados desde la infancia…en fin, muchísimos aspectos interesantes de la psicología del agresor.
Yo misma, y desde mi ignorancia por supuesto, saco mis propias conclusiones, y recuerdo una frase de Sigmund Freud que sugirió “que los rasgos de personalidad estaban relacionados con la fijación en una de las fases del desarrollo psicosexual”.
Ahora bien, la pregunta es: ¿nace o se hace el asesino? (Primero quiero aclarar que hablaré de psicópata, como persona que menosprecia la vida de los demás, causando daño, como trastorno de personalidad antisocial); considero que, aunque no existe un gen para la psicopatía, es probable que los genes influyan más que el entorno en el desarrollo de la personalidad de un psicópata. Con el tiempo, quizá se encuentre una combinación de genes que expliquen la conducta, pero, de momento, existen pruebas científicas convincentes de que existen sólidos factores genéticos que entran en juego.
En el presente asunto, primero se debe de determinar la edad del sujeto para plantearnos si estamos ante un menor de edad (16, 17 años), amigo de la víctima. Posiblemente, fueran al mismo colegio e, incluso, podían tener amigos en común. O, por el contrario, se trata de una persona adulta. Puede ser, ¿por qué no?. Pero, si de ella se tratara, ¿por qué abandonó el cadáver en la caseta de la depuradora? No se alejó del pueblo, sabía que la iban a encontrar.
Realmente, creo que se trata de alguien del mismo pueblo. Un desconocido, es decir, que no es vecino del pueblo, o de sus alrededores, lo normal es que se deshaga del cuerpo en otro lugar, dispondría de vehículo para moverse, y no sentiría el más mínimo remordimiento. Si es cercano al pueblo o a la familia, es muy probable que no ocultara el cadáver o que lo abandonará en un lugar “adecuado”, para que pudiera ser encontrada por la familia rápidamente.
Pero, por qué no plantearse que el agresor/es, es de edad media entre 17 años y unos 35 años (aunque, personalmente, me inclino por una persona más joven). Podía haber empezado como juego de niños, ya que parece que hoy día las relaciones entre chico/chica, comienzan a temprana edad. Con el juego y el flirteo podría haber querido llegar a más. Se intentó, se forcejeó y se obligó, intimidó y agredió a la niña. El fin no era matarla, sino más bien abusar, y terminó agrediéndola. Ante el miedo de que se conocieran los hechos y las posibles consecuencias, lo más rápido fue la violencia y la muerte, e, insisto, si ése hubiera sido el fin, no creo que ése hubiera sido el lugar de los hechos. Creo que al culpable/s se les fue de las manos.
¿Por qué digo esto? Porque otro detalle importante es que la chica fue encontrada con la cabeza cubierta. Es signo de que la persona que lo hizo realmente sentía pudor y horror mientras la agredía, y no era capaz de mirarla a los ojos mientras le golpeaba, sentía pánico. Por tanto, “la conciencia no le dejaría dormir”. El cubrir la cabeza a la víctima mientras se está matando es muy común entre aquellos que han sufrido una infancia cruel y han crecido en un ambiente en el que no se ha sabido ajustar la crianza parental y el temperamento del niño. Es un síntoma de — “sé lo que estoy haciendo, y se que está mal, por eso no quiero verlo”.
A la edad, a la personalidad, a la circunstancias, se le pueden sumar multitud de materias a tener en cuenta. Y quien seguro que las tendrá en cuenta será el mismo agresor. Dispone de inteligencia suficiente como para acreditar causas de atenuantes de la pena, drogas, alcohol, alteración de la personalidad, lo cual debe ser formulado y corroborado por el médico forense tras su examen de exploración y puesto a disposición judicial, pero siempre se tendrá en cuenta la alevosía y el ensañamiento que tuvo con la víctima.
Por último, también puede tratarse de un trauma psicosexual, y es aquí donde sí puede entrar en juego como factor importante la edad y su desarrollo sexual. Si se trata de un chico joven, cuyo fin era mantener relaciones con la menor, no descarto su miedo a la sexualidad. Por norma, estas personas no tienen confianza en sí mismas, tienen miedo a sentir que están decepcionando en el sexo y no soportan que una mujer les rechace o les intimide. Por eso necesitan sentirse dueños y señores, imponer la fuerza y el control sobre la víctima, y, por supuesto, que no se les resista.
Aunque si se trata de una persona de unos 25 años en adelante, el miedo sigue siendo el mismo, pero con un matiz, saben que tienen miedo, no lo reconocen y ya lo han hecho otras veces, y aunque sea una persona que aparentemente tenga una vida normal, bien vestido, buen coche, y un trabajo exitoso, no lo tienen todo, y sería interesante conocer su pasado, que es donde se fortalece y arraiga la personalidad de cada persona.
En conclusión, mi idea es que a la niña la agredieron en grupo; una sola persona no lo hizo. Que no se trata de personas adultas sino de una edad entre los 17 y 20 años, cercanos a ella o a la familia, de Arriate, y que, lo que comenzó como una cita, terminó con una víctima de 13 años, se les fue de las manos, la autopsia determinará las causas de la muerte, que parece ser por un fuerte golpe en la cabeza, pero ¿por qué?.
A mí lo que más me llama la atención de este caso es sin duda lo que está trascendiendo sobre cómo era la vida de la niña en el pueblo:
Al parecer, llegó hace 5 años obligada por sus padres.
No tenía amigos de su edad, era la «rara». Ahora empiezan a aflorar datos sobre algo que parece «bullying» por parte del resto de sus compañeros de clase en el instituto.
Lo anterior hacía que en un intento por sentirse integrada en el pueblo (ayer decían en uno de estos programas sobre sucesos tan «de moda», por lo que habrá que cogerlo con cautela) sólo tuviera amigos mayores de edad que ella, y que parece ser que en cualquier caso se trataba de una gente que parece solo la quería para aprovecharse de ella de muy variadas formas…
Sólo hay una persona responsable, pero en éste, como en otros tantos casos, también merecería la pena centrarnos en el ambiente, en el caldo de cultivo, y considerar que todos podemos, sin darnos cuenta, ser cómplices, siquiera de un modo muy accesorio.
Sólo teniendo en cuenta todo esto podemos explicar cómo puede ser que hace dos meses recibiera una carta donde se la amenazaba y a la que nadie dio la más mínima importancia.
Lo dicho, desde mi punto de vista, se trataba de una niña muy desatendida, un «alien» en su propio pueblo y que precisamente para sentirse un poco más integrada, seguramente era también bastante confiada y, ante el más mínimo impulso emocional, se abría de un modo que otra persona probablemente no haría.
Lo peor de todo es que todo parece indicar que el asesino fue a darle el pésame a la familia el día del funeral, o que era alguien muy cercano.
A veces, no somos conscientes de que el mal cada día pasa andando por delante de nuestra puerta, y encima nosotros le damos los buenos días.
Agradezco los comentarios a noticias colgadas en esta web. Comparto la perplejidad que provocan estos hechos y también me pregunto hasta qué punto la indolencia ante el sufrimiento ajeno (posibles amenazas, acoso de la menor de Arriate, en este caso, etc.), nuestro «encogernos de hombros» no es, de alguna manera, una complicidad, siquiera moral, en estos hechos tan lamentables y que evidencian las atrocidades de las que es capaz el ser (in-)humano convertido en alimaña.
Bueno, primero de todo, felicitar a María José…¡enhorabuena!, porque realmente no sé cómo lo has hecho, pero, prácticamente, sus sospechas se han confirmado, cuando ya lo anunciaba 10 días antes de la detención- Qué gran precisión en la edad, en su círculo de amistades, en la cercanía…..En serio, mi más sincera enhorabuena.
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enero 24th, 2011 at 9:40
Éste es mi punto de vista sobre este desagradable suceso:
ASESINATO DE MARÍA ESTHER EN ARRIATE (MÁLAGA).
El último caso conocido de asesinato de la chica de 13 años del municipio de Málaga es conmovedor, por su escalofriante final, pero interesante y lleno de detalles muy minuciosos, lejos de la realidad, por supuesto.
Cuando conocí la noticia, en seguida me planteé dudas. Supongo que los tres primeros pasos que se dan en un crimen son: 1) ¿dónde está la víctima?; ¿pero es el mismo lugar donde acontecieron los hechos? ¿O fue abandonado el cadáver allí, después de haberle agredido y, en consecuencia, causarle la muerte?; 2) ¿Cómo se llevó a cabo?, y 3) ¿Qué se hizo con la víctima?. De momento, el Juez ha decretado el secreto del sumario y es muy probable que no se conozcan noticias hasta que haya detenciones.
Por los datos conocidos, según las noticias, hay bastantes pistas de los agresores, huellas, pisadas y restos de piel entre las uñas de la niña (quizás la prueba mas fiable de ADN).
Por eso, quiero centrarme en otros detalles del caso, como en el sujeto activo, agresor/s y asesino/s. Es un aspecto que la mayoría de las veces no se tiene en cuenta o a nadie le interesa. Lo que importa siempre –“quién ha sido y cuánto le ha caído”, pero, realmente, se desconoce por completo, la identidad del sujeto, carácter, circunstancias, personalidad, problemas sociales, traumas arrastrados desde la infancia…en fin, muchísimos aspectos interesantes de la psicología del agresor.
Yo misma, y desde mi ignorancia por supuesto, saco mis propias conclusiones, y recuerdo una frase de Sigmund Freud que sugirió “que los rasgos de personalidad estaban relacionados con la fijación en una de las fases del desarrollo psicosexual”.
Ahora bien, la pregunta es: ¿nace o se hace el asesino? (Primero quiero aclarar que hablaré de psicópata, como persona que menosprecia la vida de los demás, causando daño, como trastorno de personalidad antisocial); considero que, aunque no existe un gen para la psicopatía, es probable que los genes influyan más que el entorno en el desarrollo de la personalidad de un psicópata. Con el tiempo, quizá se encuentre una combinación de genes que expliquen la conducta, pero, de momento, existen pruebas científicas convincentes de que existen sólidos factores genéticos que entran en juego.
En el presente asunto, primero se debe de determinar la edad del sujeto para plantearnos si estamos ante un menor de edad (16, 17 años), amigo de la víctima. Posiblemente, fueran al mismo colegio e, incluso, podían tener amigos en común. O, por el contrario, se trata de una persona adulta. Puede ser, ¿por qué no?. Pero, si de ella se tratara, ¿por qué abandonó el cadáver en la caseta de la depuradora? No se alejó del pueblo, sabía que la iban a encontrar.
Realmente, creo que se trata de alguien del mismo pueblo. Un desconocido, es decir, que no es vecino del pueblo, o de sus alrededores, lo normal es que se deshaga del cuerpo en otro lugar, dispondría de vehículo para moverse, y no sentiría el más mínimo remordimiento. Si es cercano al pueblo o a la familia, es muy probable que no ocultara el cadáver o que lo abandonará en un lugar “adecuado”, para que pudiera ser encontrada por la familia rápidamente.
Pero, por qué no plantearse que el agresor/es, es de edad media entre 17 años y unos 35 años (aunque, personalmente, me inclino por una persona más joven). Podía haber empezado como juego de niños, ya que parece que hoy día las relaciones entre chico/chica, comienzan a temprana edad. Con el juego y el flirteo podría haber querido llegar a más. Se intentó, se forcejeó y se obligó, intimidó y agredió a la niña. El fin no era matarla, sino más bien abusar, y terminó agrediéndola. Ante el miedo de que se conocieran los hechos y las posibles consecuencias, lo más rápido fue la violencia y la muerte, e, insisto, si ése hubiera sido el fin, no creo que ése hubiera sido el lugar de los hechos. Creo que al culpable/s se les fue de las manos.
¿Por qué digo esto? Porque otro detalle importante es que la chica fue encontrada con la cabeza cubierta. Es signo de que la persona que lo hizo realmente sentía pudor y horror mientras la agredía, y no era capaz de mirarla a los ojos mientras le golpeaba, sentía pánico. Por tanto, “la conciencia no le dejaría dormir”. El cubrir la cabeza a la víctima mientras se está matando es muy común entre aquellos que han sufrido una infancia cruel y han crecido en un ambiente en el que no se ha sabido ajustar la crianza parental y el temperamento del niño. Es un síntoma de — “sé lo que estoy haciendo, y se que está mal, por eso no quiero verlo”.
A la edad, a la personalidad, a la circunstancias, se le pueden sumar multitud de materias a tener en cuenta. Y quien seguro que las tendrá en cuenta será el mismo agresor. Dispone de inteligencia suficiente como para acreditar causas de atenuantes de la pena, drogas, alcohol, alteración de la personalidad, lo cual debe ser formulado y corroborado por el médico forense tras su examen de exploración y puesto a disposición judicial, pero siempre se tendrá en cuenta la alevosía y el ensañamiento que tuvo con la víctima.
Por último, también puede tratarse de un trauma psicosexual, y es aquí donde sí puede entrar en juego como factor importante la edad y su desarrollo sexual. Si se trata de un chico joven, cuyo fin era mantener relaciones con la menor, no descarto su miedo a la sexualidad. Por norma, estas personas no tienen confianza en sí mismas, tienen miedo a sentir que están decepcionando en el sexo y no soportan que una mujer les rechace o les intimide. Por eso necesitan sentirse dueños y señores, imponer la fuerza y el control sobre la víctima, y, por supuesto, que no se les resista.
Aunque si se trata de una persona de unos 25 años en adelante, el miedo sigue siendo el mismo, pero con un matiz, saben que tienen miedo, no lo reconocen y ya lo han hecho otras veces, y aunque sea una persona que aparentemente tenga una vida normal, bien vestido, buen coche, y un trabajo exitoso, no lo tienen todo, y sería interesante conocer su pasado, que es donde se fortalece y arraiga la personalidad de cada persona.
En conclusión, mi idea es que a la niña la agredieron en grupo; una sola persona no lo hizo. Que no se trata de personas adultas sino de una edad entre los 17 y 20 años, cercanos a ella o a la familia, de Arriate, y que, lo que comenzó como una cita, terminó con una víctima de 13 años, se les fue de las manos, la autopsia determinará las causas de la muerte, que parece ser por un fuerte golpe en la cabeza, pero ¿por qué?.
enero 28th, 2011 at 13:15
A mí lo que más me llama la atención de este caso es sin duda lo que está trascendiendo sobre cómo era la vida de la niña en el pueblo:
Al parecer, llegó hace 5 años obligada por sus padres.
No tenía amigos de su edad, era la «rara». Ahora empiezan a aflorar datos sobre algo que parece «bullying» por parte del resto de sus compañeros de clase en el instituto.
Lo anterior hacía que en un intento por sentirse integrada en el pueblo (ayer decían en uno de estos programas sobre sucesos tan «de moda», por lo que habrá que cogerlo con cautela) sólo tuviera amigos mayores de edad que ella, y que parece ser que en cualquier caso se trataba de una gente que parece solo la quería para aprovecharse de ella de muy variadas formas…
Sólo hay una persona responsable, pero en éste, como en otros tantos casos, también merecería la pena centrarnos en el ambiente, en el caldo de cultivo, y considerar que todos podemos, sin darnos cuenta, ser cómplices, siquiera de un modo muy accesorio.
Sólo teniendo en cuenta todo esto podemos explicar cómo puede ser que hace dos meses recibiera una carta donde se la amenazaba y a la que nadie dio la más mínima importancia.
Lo dicho, desde mi punto de vista, se trataba de una niña muy desatendida, un «alien» en su propio pueblo y que precisamente para sentirse un poco más integrada, seguramente era también bastante confiada y, ante el más mínimo impulso emocional, se abría de un modo que otra persona probablemente no haría.
Lo peor de todo es que todo parece indicar que el asesino fue a darle el pésame a la familia el día del funeral, o que era alguien muy cercano.
A veces, no somos conscientes de que el mal cada día pasa andando por delante de nuestra puerta, y encima nosotros le damos los buenos días.
enero 28th, 2011 at 19:39
Agradezco los comentarios a noticias colgadas en esta web. Comparto la perplejidad que provocan estos hechos y también me pregunto hasta qué punto la indolencia ante el sufrimiento ajeno (posibles amenazas, acoso de la menor de Arriate, en este caso, etc.), nuestro «encogernos de hombros» no es, de alguna manera, una complicidad, siquiera moral, en estos hechos tan lamentables y que evidencian las atrocidades de las que es capaz el ser (in-)humano convertido en alimaña.
febrero 4th, 2011 at 9:55
Bueno, primero de todo, felicitar a María José…¡enhorabuena!, porque realmente no sé cómo lo has hecho, pero, prácticamente, sus sospechas se han confirmado, cuando ya lo anunciaba 10 días antes de la detención- Qué gran precisión en la edad, en su círculo de amistades, en la cercanía…..En serio, mi más sincera enhorabuena.
Un cordial saludo