«- La calle esta plagada de putas…
– ¿Y que? la prostitución acompaña al hombre desde el principio de los tiempos, es el oficio más antiguo, ya los hombres de las cavernas ofrecian pescado a las mujeres para mantener relaciones con ellas.
– Tal vez, pero según tu teoría, ¿el oficio más antiguo no sería el de pescador?»
No recuerdo donde escuché ese diálogo, pero sí recuerdo cómo me hizo las misma gracia la reflexión de uno de ellos, como el intento del otro por normalizar una situación que cada día esta más en boca de todos; unos, las respetan, otros, lo desprecian… pero lo peor son los que se benefician de ello, y las que los sufren.
Como todo, y sobre todo en los casos más extremos, creo que la prostitución es el reflejo de la necesidad. Y, hay que decir, que así es es los mejores casos, pues en la mayoría es contra la voluntad de la mujer, engañadas por mafias que se benefician del tráfico de mujeres.
Opino que la prostitución debe ser algo a regular, para que, además de sufrirla, no tenga que ir como fugitivas de la ley. El problema creo que radica en ese comercio de mujeres, no en la prostitución en sí, sino todo ese mundo que se oculta detrás y ofrece tanto beneficio a costa de la dignidad de mujeres que sufren los engaños de una vida mejor.
Muchos la ven como una lacra social, una mancha más en las calles, calles de las que desearian tener a mano una escoba para barrer putas, yonkis y vagabundos… pero que, queramos o no, son una realidad social, y por encima de todo, son personas. Dudo que la mayoría decida cualquiera de esas situaciones, y la prostitución es un ejemplo. ¿Tiene pinta de ser el empleo más deseado? Tal vez para prostitutas de 3.000 euros la noche, pero para que andan por nuestras calles lo dudo.
Voy a ser escueto en mi exposición. Coincido en su totalidad con el comentario de José Ángel Guerrero. Simplemente añadir que la prostitución debería estar regulada y ser un trabajo como otro cualquiera, lo cual reduciría la delincuencia y sería muy positivo para el Estado, es decir, para todos (a través del IRPF). Sé que muchos opinarán que no se puede legalizar un trabajo que vulnera la libertad sexual de las personas, pero, además de ser consentido, hay una gran cantidad de trabajos que, también, vulneran nuestros derechos; marcas deportivas que utilizan a niños (para coser balones o tenis, por ejemplo), empresas textiles (que tienen a muchísimas mujeres trabajando de mañana a noche, sin descanso), empresarios sin escrúpulos que se aprovechan de las personas que no tienen papeles para hacerles trabajar innumerables horas cobrando un sueldo mísero, o cualquier empresario que cosifique a las personas para obtener más y más beneficios . Acaso, ¿no se están vulnerando con este tipo de “trabajos” derechos como la dignidad de la persona, el desarrollo de la personalidad, la libertad o la igualdad? El problema es que la prostitución es mucho más antiestético que el resto de trabajos, pero díle a cualquier prostituta que no coma o que sus hijos no coman porque a papá Estado le parece antiestético… Ellas responderán: ¿Qué quieres que haga si no hay oportunidades laborales? O, ¿por qué no puedo trabajar en lo que quiero si no hago daño a nadie?
Por otra parte, como cualquier trabajo, deberá estar cubierto de los derechos y garantías legales que procedan, rodeando a quienes lo practiquen, sobre todo, de seguridad ante los chulos y proxenetas. Por tanto, regularla favorecería a todos; a las que la practican porque estarían rodeadas de garantías y derechos para desarrollarla; a los consumidores, que no serían vistos como pervertidos (o por lo menos, pasarían más desapercibidos),y al resto de la sociedad, al aumentar las arcas estatales, lo que servirá para que el Estado desarrolle sus políticas sociales.
Al igual que mis compañeros estoy de acuerdo en lo que han expuesto anteriormente y pienso que la prostitución deberia de estar regulada y que se le ofreciera un mayor respaldo a las prostitutas. Navegando por la web, me he encontrado con un reportaje del periódico El País titulado:
» Si rompo las reglas, mi madame tiene derecho a matarme «.
He leído dicho reportaje y me ha parecido bastante interesante, por ello dejo aquí el enlace para aquellas personas que estén interesadas puedan leerlo.
Gran artículo el que cita. Que triste es la realidad. Ojalá los políticos que supuestamente nos representan la cambien o por lo menos lo intenten, buscando alternativas eficaces y no populistas.
Desde mi punto de vista, creo que debería estar regulada, pero desde hace tiempo, porque es una cosa inevitable y que va a seguir existiendo. No me refiero con ello a las mafias y este tipo de organizaciones que violan derechos fundamentales, puesto que pienso que sí que habría que acabar con ellas y con el sufrimiento de las (generalmente) mujeres víctimas, sino al ámbito cercano al que estamos acostumbrados. Sería un error pensar en esa erradicación y, si se acepta el problema, se resolverían situaciones en cuanto a las condiciones de trabajo, seguridad y, sobre todo, higiene y salud de estas personas. Pienso que no hay que negar los problemas. Por ejemplo, también me parece bien que haya sitios especializados donde se les proporcione a drogadictos jeringuillas nuevas para que puedan recibir su dosis. Desde luego, lo ideal sería que no existiera el problema de las drogas, en general, pero eso no va a pasar, al menos por ahora, y, mientras tanto, debería de estar mínimamente regulado. Es la situación, el día a día, lo que de verdad importa para estas personas. No el deber ser.
¿Qué hacemos con la prostitución? ¿Qué hacemos para dotar de certeras herramientas de integración social, de efectivas oportunidades a las mujeres pobres, en su mayoría extranjeras, que se ven abocadas indefectiblemente a este modus vivendi?
Hablamos y hablamos de regulación, se habla de seguridad, de salud pública, pero poco se habla de mujeres pobres; siempre en su mayoría de los estratos más bajos de la escala social irremediablemente abocadas a mercadear con su mayor privacidad, con el pilar básico de dignidad que sustenta a la persona.
La prostitución no es un trabajo ni nada que se le parezca. Hay un puñado de scorts que cobran a 300 euros la hora y hay batallones de prostitutas que hacen felaciones por 5 euros en las condiciones más denigrantes y repugnantes jamás imaginadas. La regulación no va a dulcificar lo que no es más que otro de los peajes que tienen que pagar las mujeres pobres de esta mal llamada sociedad del bienestar que nos traemos entre manos.
Mientras haya una sola mujer que tenga que prostituirse como única salida vital, mientras haya una sola mujer en una esquina ofreciéndose al mejor postor por no llegar a los circuitos de integración social, todo este debate se debería centrar en qué hacemos como sociedad para que la prostitución no sea un paso inevitable más en la indefensión de miles de mujeres.
¿Se acabaría con la regulación las mafias, las coacciones, los maltratos, las denigraciones, las bajezas que sufren invariablemente la aplastante mayoría de las mujeres que ejercen? Me temo que no y me temo que no se hacen prostitutas las mujeres plenamente integradas en la sociedad, plenamente formadas intelectualmente, plenamente dotadas de alternativas eficientes para no caer en esta repulsiva práctica.
¿Estaría la prostitución completamente prohibida si se invirtieran los papeles y fueran “prostitutos” en vez de prostitutas los actores víctimas de este problema? No logro visualizar nada más allá de un sí mayúsculo para esta pregunta.
Siguiendo la misma corriente de opinión que el resto de los intervinientes, sin duda, tedría que existir alguna normativa aplicable a la prostitución, ya que creo que esto evitaría muchos problemas y zanjaría, al menos en parte, un conflicto que ya se ha convertido en «emblemático».
Ello supondría dotar de unos derechos mínimos a aquellas personas que, por necesidad, pero de manera «voluntaria», o bien, por ser instrumento de una mafia,soportan cualquier tripo de trato degradante e inhumano en lo que es una verdadera profesión.
Puesto que no encuentro ninguna ventaja a la situación de desregularización actual de la misma, no veo sino argumentos satisfactorios para dotar a este oficio de un mínimo de cobertura legal.
A mi modo de ver, una cosa está clara: mientras haya demanda de los servicios de prostitución habrá personas que se ofrezcan a ejercer este oficio tan antiguo, y por desgracia, casi a cualquier precio.
Creo que realmente si se hubiera querido frenar todo la escala de irregularidades que está detrás del ejercicio de la prostitución, ya se hubiera legalizado.
Sinceramente, no entiendo por qué no se ha legalizado todavía, ya que considero que muchos de los «trapos sucios» que entraña saldrían a la luz y podrían erradicarse (condiciones de salubridad , menores, mafias…etc).
Hay demasiadas mujeres que se están viendo acorraladas de forma inevitable en ese mundo y más aún en tiempos de crisis como los que estamos atravesando, tan difíciles para encontrar un puesto de trabajo.
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octubre 26th, 2009 at 14:40
«- La calle esta plagada de putas…
– ¿Y que? la prostitución acompaña al hombre desde el principio de los tiempos, es el oficio más antiguo, ya los hombres de las cavernas ofrecian pescado a las mujeres para mantener relaciones con ellas.
– Tal vez, pero según tu teoría, ¿el oficio más antiguo no sería el de pescador?»
No recuerdo donde escuché ese diálogo, pero sí recuerdo cómo me hizo las misma gracia la reflexión de uno de ellos, como el intento del otro por normalizar una situación que cada día esta más en boca de todos; unos, las respetan, otros, lo desprecian… pero lo peor son los que se benefician de ello, y las que los sufren.
Como todo, y sobre todo en los casos más extremos, creo que la prostitución es el reflejo de la necesidad. Y, hay que decir, que así es es los mejores casos, pues en la mayoría es contra la voluntad de la mujer, engañadas por mafias que se benefician del tráfico de mujeres.
Opino que la prostitución debe ser algo a regular, para que, además de sufrirla, no tenga que ir como fugitivas de la ley. El problema creo que radica en ese comercio de mujeres, no en la prostitución en sí, sino todo ese mundo que se oculta detrás y ofrece tanto beneficio a costa de la dignidad de mujeres que sufren los engaños de una vida mejor.
Muchos la ven como una lacra social, una mancha más en las calles, calles de las que desearian tener a mano una escoba para barrer putas, yonkis y vagabundos… pero que, queramos o no, son una realidad social, y por encima de todo, son personas. Dudo que la mayoría decida cualquiera de esas situaciones, y la prostitución es un ejemplo. ¿Tiene pinta de ser el empleo más deseado? Tal vez para prostitutas de 3.000 euros la noche, pero para que andan por nuestras calles lo dudo.
noviembre 5th, 2009 at 21:30
Voy a ser escueto en mi exposición. Coincido en su totalidad con el comentario de José Ángel Guerrero. Simplemente añadir que la prostitución debería estar regulada y ser un trabajo como otro cualquiera, lo cual reduciría la delincuencia y sería muy positivo para el Estado, es decir, para todos (a través del IRPF). Sé que muchos opinarán que no se puede legalizar un trabajo que vulnera la libertad sexual de las personas, pero, además de ser consentido, hay una gran cantidad de trabajos que, también, vulneran nuestros derechos; marcas deportivas que utilizan a niños (para coser balones o tenis, por ejemplo), empresas textiles (que tienen a muchísimas mujeres trabajando de mañana a noche, sin descanso), empresarios sin escrúpulos que se aprovechan de las personas que no tienen papeles para hacerles trabajar innumerables horas cobrando un sueldo mísero, o cualquier empresario que cosifique a las personas para obtener más y más beneficios . Acaso, ¿no se están vulnerando con este tipo de “trabajos” derechos como la dignidad de la persona, el desarrollo de la personalidad, la libertad o la igualdad? El problema es que la prostitución es mucho más antiestético que el resto de trabajos, pero díle a cualquier prostituta que no coma o que sus hijos no coman porque a papá Estado le parece antiestético… Ellas responderán: ¿Qué quieres que haga si no hay oportunidades laborales? O, ¿por qué no puedo trabajar en lo que quiero si no hago daño a nadie?
Por otra parte, como cualquier trabajo, deberá estar cubierto de los derechos y garantías legales que procedan, rodeando a quienes lo practiquen, sobre todo, de seguridad ante los chulos y proxenetas. Por tanto, regularla favorecería a todos; a las que la practican porque estarían rodeadas de garantías y derechos para desarrollarla; a los consumidores, que no serían vistos como pervertidos (o por lo menos, pasarían más desapercibidos),y al resto de la sociedad, al aumentar las arcas estatales, lo que servirá para que el Estado desarrolle sus políticas sociales.
noviembre 8th, 2009 at 20:10
Al igual que mis compañeros estoy de acuerdo en lo que han expuesto anteriormente y pienso que la prostitución deberia de estar regulada y que se le ofreciera un mayor respaldo a las prostitutas. Navegando por la web, me he encontrado con un reportaje del periódico El País titulado:
» Si rompo las reglas, mi madame tiene derecho a matarme «.
He leído dicho reportaje y me ha parecido bastante interesante, por ello dejo aquí el enlace para aquellas personas que estén interesadas puedan leerlo.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/rompo/reglas/madame/tiene/derecho/matarme/elpepusoc/20090517elpepisoc_2/Tes
noviembre 10th, 2009 at 20:36
Gran artículo el que cita. Que triste es la realidad. Ojalá los políticos que supuestamente nos representan la cambien o por lo menos lo intenten, buscando alternativas eficaces y no populistas.
octubre 24th, 2010 at 19:49
Desde mi punto de vista, creo que debería estar regulada, pero desde hace tiempo, porque es una cosa inevitable y que va a seguir existiendo. No me refiero con ello a las mafias y este tipo de organizaciones que violan derechos fundamentales, puesto que pienso que sí que habría que acabar con ellas y con el sufrimiento de las (generalmente) mujeres víctimas, sino al ámbito cercano al que estamos acostumbrados. Sería un error pensar en esa erradicación y, si se acepta el problema, se resolverían situaciones en cuanto a las condiciones de trabajo, seguridad y, sobre todo, higiene y salud de estas personas. Pienso que no hay que negar los problemas. Por ejemplo, también me parece bien que haya sitios especializados donde se les proporcione a drogadictos jeringuillas nuevas para que puedan recibir su dosis. Desde luego, lo ideal sería que no existiera el problema de las drogas, en general, pero eso no va a pasar, al menos por ahora, y, mientras tanto, debería de estar mínimamente regulado. Es la situación, el día a día, lo que de verdad importa para estas personas. No el deber ser.
marzo 9th, 2012 at 20:20
¿Qué hacemos con la prostitución? ¿Qué hacemos para dotar de certeras herramientas de integración social, de efectivas oportunidades a las mujeres pobres, en su mayoría extranjeras, que se ven abocadas indefectiblemente a este modus vivendi?
Hablamos y hablamos de regulación, se habla de seguridad, de salud pública, pero poco se habla de mujeres pobres; siempre en su mayoría de los estratos más bajos de la escala social irremediablemente abocadas a mercadear con su mayor privacidad, con el pilar básico de dignidad que sustenta a la persona.
La prostitución no es un trabajo ni nada que se le parezca. Hay un puñado de scorts que cobran a 300 euros la hora y hay batallones de prostitutas que hacen felaciones por 5 euros en las condiciones más denigrantes y repugnantes jamás imaginadas. La regulación no va a dulcificar lo que no es más que otro de los peajes que tienen que pagar las mujeres pobres de esta mal llamada sociedad del bienestar que nos traemos entre manos.
Mientras haya una sola mujer que tenga que prostituirse como única salida vital, mientras haya una sola mujer en una esquina ofreciéndose al mejor postor por no llegar a los circuitos de integración social, todo este debate se debería centrar en qué hacemos como sociedad para que la prostitución no sea un paso inevitable más en la indefensión de miles de mujeres.
¿Se acabaría con la regulación las mafias, las coacciones, los maltratos, las denigraciones, las bajezas que sufren invariablemente la aplastante mayoría de las mujeres que ejercen? Me temo que no y me temo que no se hacen prostitutas las mujeres plenamente integradas en la sociedad, plenamente formadas intelectualmente, plenamente dotadas de alternativas eficientes para no caer en esta repulsiva práctica.
¿Estaría la prostitución completamente prohibida si se invirtieran los papeles y fueran “prostitutos” en vez de prostitutas los actores víctimas de este problema? No logro visualizar nada más allá de un sí mayúsculo para esta pregunta.
Saludos.
marzo 14th, 2012 at 15:37
Siguiendo la misma corriente de opinión que el resto de los intervinientes, sin duda, tedría que existir alguna normativa aplicable a la prostitución, ya que creo que esto evitaría muchos problemas y zanjaría, al menos en parte, un conflicto que ya se ha convertido en «emblemático».
Ello supondría dotar de unos derechos mínimos a aquellas personas que, por necesidad, pero de manera «voluntaria», o bien, por ser instrumento de una mafia,soportan cualquier tripo de trato degradante e inhumano en lo que es una verdadera profesión.
Puesto que no encuentro ninguna ventaja a la situación de desregularización actual de la misma, no veo sino argumentos satisfactorios para dotar a este oficio de un mínimo de cobertura legal.
marzo 14th, 2012 at 23:24
A mi modo de ver, una cosa está clara: mientras haya demanda de los servicios de prostitución habrá personas que se ofrezcan a ejercer este oficio tan antiguo, y por desgracia, casi a cualquier precio.
Creo que realmente si se hubiera querido frenar todo la escala de irregularidades que está detrás del ejercicio de la prostitución, ya se hubiera legalizado.
Sinceramente, no entiendo por qué no se ha legalizado todavía, ya que considero que muchos de los «trapos sucios» que entraña saldrían a la luz y podrían erradicarse (condiciones de salubridad , menores, mafias…etc).
Hay demasiadas mujeres que se están viendo acorraladas de forma inevitable en ese mundo y más aún en tiempos de crisis como los que estamos atravesando, tan difíciles para encontrar un puesto de trabajo.